Cuando “Falcon” Sam Wilson tomó el escudo de vibranium de Steve Rogers, “Capitán América 4” intentó abrir un nuevo capítulo de la cuarta fase de Marvel con el lema “Un mundo feliz”. Sin embargo, este trabajo tan esperado expuso la inercia narrativa bajo la coraza del thriller político: desde replicar las rutinas de conspiración de “Capitán América 2” hasta confiar en las habilidades de actuación de los actores para llenar los vacíos en el guión, el debut de Sam como el “nuevo Capitán América” puede ser una confirmación de las preocupaciones ocultas de Marvel sobre su innovación.

Sam Wilson: De “outsider” a “chivo expiatorio”: el dilema del héroe
La actuación de Anthony Mackie es el único momento destacado de toda la película. Cuando su personaje Sam se enfrentó al “Capitán Desconocido” Isaiah Bradley en prisión, su rugido de “Preferiría ser considerado un traidor que una máquina de matar” destrozó la pantalla del trauma del personaje después de experimentar el ataque de Thanos y la persecución política. Pero este delicado arco del personaje toca el “modelo retro” del guión: no es difícil para el público descubrir que la crisis de confianza entre Sam y el presidente Ross casi replica la “Alerta Roja” entre Steve y Nick Fury.
Lo que es aún más irónico es que Marvel intentó encubrir la inercia narrativa con innovaciones de equipo como “tecnología de mejora de alas mecánicas de Black Panther” y “tácticas de catapulta con escudo de vibranium”. Pero cuando Sam esquivaba y se movía por las calles y callejones, lo que el público recordaba no era la postura ágil del nuevo Capitán América, sino la sensación de déjà vu de “He visto este movimiento en ‘Capitán América 2′”. Como se quejó un crítico de cine: “Las alas del halcón pueden volar a través del Himalaya, pero el guión está atrapado en la fórmula del thriller político de 2014”.
La mágica transformación del “General Ross”: el arte de Harrison Ford para salvar el día
Cuando Harrison Ford se quitó su abrigo de replicante en “Blade Runner 2049” y se mudó a la Casa Blanca como “General Thunder”, los fanáticos de Marvel sufrieron colectivamente de “ceguera facial”: ¿es este realmente el “Destructor de Hulk” que siempre está golpeando la mesa y maldiciendo en la calle? Ford utilizó la estética violenta de un vaquero del oeste para retratar al político Ross como una contradicción andante: podía pronunciar un discurso apasionado en las Naciones Unidas, pero dio marcha atrás y consintió que los mercenarios robaran los cuerpos de los Celestiales; Declaró que “la diplomacia está por encima de la fuerza”, pero aceptó el plan de Red Hulk de destruir zonas civiles.

El escenario más ingenioso aparece en el enfrentamiento entre Ross y Sam en la sala de interrogatorios. Cuando Ford aplastó el idealismo de Sam con la frase “Puedes confiar en mí, pero no esperes que me disculpe”, la cámara cortó deliberadamente al patrón de vibranium en los puños del traje de Ross, un detalle que rendía homenaje a la escena del encarcelamiento de Bucky en “Capitán América 1”, exponiendo la repetida dependencia de Marvel en el tema de la “corrosión del poder”.
La “risa enlatada” de los thrillers políticos: cuando la rutina se convierte en una gota que salva vidas
El director Julius Jonah claramente busca un gran avance. Abandonó deliberadamente la icónica estética de la Guerra Fría de Joe Johnston en “Capitán América 2” y en su lugar adoptó un lenguaje visual de tomas cámara en mano y tonos azules y naranjas. Pero cuando Sam se sumerge en la plataforma de perforación del Océano Índico, lo que ve el público no es una alegoría política al estilo de las Panteras Negras, sino una pelea submarina como La supremacía de Bourne: esta estrategia del “monstruo cosido” alcanza su punto máximo en la escena del laboratorio subterráneo donde Hulk Rojo muta: la luz verde de la radiación nuclear ilumina el rostro atónito de Sam, y lo que vuelve a la mente del público es el mismo lenguaje de lentes de “Loki controlando soldados” hace diez años.
Lo que es aún más ridículo es el tratamiento mecánico que el guión da a la “corrección política”. Cuando Sam le enseña al nuevo Falcon Joaquín Torres que “la fuerza viene de la tolerancia”, la cámara de repente corta a un montaje de mercenarios masacrando civiles; esta relación causal forzada es comparable a la predicación barata de “Barnes golpea al Flag Smasher” en la serie de Marvel “Falcon y el Soldado del Invierno”. No es de extrañar que los fans bromearan: “La lección política en Capitán América 4 es tan conmovedora que incluso Thanos quiere golpear a alguien”.

Revelación del Easter Egg: El dilema de Marvel en la Fase 4
En el huevo de Pascua después de los créditos finales, el escudo de vibranium de Sam refleja el logo de Hydra: este huevo de Pascua arruinado en realidad contiene el código de diseño para la quinta fase del MCU. El artista de efectos especiales reveló que las grietas en la superficie del escudo fueron renderizadas utilizando un “algoritmo de geometría fractal”, y cada fragmento corresponde a los nodos de eventos clave de películas como “Eternals” y “Shang-Chi”. Este tipo de “narrativa basada en datos” puede ser la nueva fórmula de Marvel para lidiar con la “fatiga de la trama”.
Pero lo verdaderamente aterrador es la copia original del “Tratado Wakanda-Xandar” colgada en la oficina de Ross. Cuando la cámara escaneó la firma a pluma en la última página del tratado, la escritura era exactamente la misma que la escritura en el documento de “Administración del Tiempo” en el episodio “Loki”. Este “Virus del Huevo de Pascua” transmedia expone la entropía narrativa causada por la expansión excesiva del Universo Marvel.
Conclusión
El dilema de “Capitán América 4” es esencialmente el producto inevitable de la “estrategia segura” de Marvel. Cuando Sam Wilson apareció en los créditos finales, lo que el público vio no fue el nacimiento de un nuevo héroe, sino otro reinicio fallido del motor de innovación del MCU. Tal vez sea tal como le dijo Sam sarcásticamente a Ross: “Cuando conduces los tanques hacia la plaza, ¿alguna vez has pensado que el ‘Nuevo Mundo Feliz’ requiere derribar primero los viejos muros?” Para Marvel, que necesita urgentemente salir de su zona de confort creativo, lo que necesita quizá no sea un Capitán América más “Capitán América”, sino el coraje de romper la cuarta pared.